La mirada de nadie en tierra de todos

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Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, un vistazo por Noja, Isla, Laredo, playas del Sardinero, picos de Europa; rocas del Cantábrico montañés. Y así sigues y te pierdes de allá para acá, Arenón de Niza, ondas puercas de Ostia, Parque de la Naturaleza de Cabárceno con su imponente topografía kárstica.

En vuelo de ojo rasante miras, El Calvario mallorquín, a mediodía y el Cañón del Sumidero por la tarde; Sargazos, Pie de Gigante, Cozumel, Olas Altas de Mazatlán, Ola Verde de Manzanillo y la tierra arenisca solitaria, mar adentro, de Laguna de Términos:

Tú la vagabunda aquí, allí, allá, posaste el ojo verde azul, pusiste el pie ocioso y calcinado, salido de la oscura noche terrestre, y enternecida te internaste selva adentro en busca de vida libre, excitada por los encendidos tonos rojizos, verdes, azules y amarillos… de una jungla solar: Y de salto te asalta el asombro, pronto, no la piccola marina de Capri, sino la desolada playita de Nerja:

"Entonces la gaviota (Larus argentatus, Larus marinus), esa ave blanca, plata y parduzca, que nada rozando con sus plumas y su vientre la superficie mediterránea y se sumerge rápidamente en el seno de la marisma": anuncia, ilumina, frota el aire de nuevo, para que la visión sea más transparente y aparezca nítida la “criatura” Naciente de la Onda.

Quizá uno pueda nacer o pueda morir, en un tris, nadie lo sabe; pero hoy estoy segura de que una mirada confiere inmortalidad. Porque un rayo intenso y veloz de suave y arisca dulzura fugaz, si no mata, da vida para siempre.

Soy intensamente feliz, me ha mirado el agua, la tierra, el aire, me ha mirado nadie, nadie es él, el infinito que me mira desde tierra de nadie. Esplendor de ser libre, veleidosa y tonante. Trozo de tierra fresca femenina y saludable surge en ese milagro fuera de las órbitas y constelaciones para consuelo infinito de él, mi Nadie.

No hay clemencia ni desamparo que se compare con esta felicidad sin remedio. Intocable, inmarcesible, incandescente, repite el amanecer de cada día temprano, triunfo a sol entero, sin nube gris ni plaga, fijeza en lo excelente del sí, de la noche, de lo que es sin sombra de nada, rebosante de permanencia. Mirada de nadie, generosa, inocente, gozosa, casi justa… en espacio de nadie, en tierra de todos.

Cantabria ha quedado lejos, pero vive en mi corazón si es España, es otra España, otra España herida por un filo mental, partida en dos como el corazón entero y palurdo, sólo cicatrizada a veces a fuerza de amarla.